…si pudiéramos algún día habitar nuestras palabras, tiznarnos de vía láctea la lengua y abolir las esperas innecesarias de andar, comer, calzar, producir, para hacer la sustitución covalente al verbo amatorio, si se pudiera ya de una vez inventar toda la ciencia, con sus subrepticios rincones de alma, con su anura destreza para poblar sin necesidad, de todas las chucherías posibles, la desgarradura que aqueja a todos los hombres, si pudiéramos balaustrar el andamiaje del tiemplo…